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Asesoramiento energético y cómo ahorrar un 30% sin pestañear en la contratación energética en un mercado ya liberalizado y saturado.

El asesoramiento energético obliga entre otras cosas a revisar los contratos de energía, las condiciones firmadas, la potencia contratada y algunos factores más que pueden provocar sobrecostes si no se tienen en cuenta.

Revisando la contratación de 10 empresas con un consumo medio, ya sea de electricidad o gas, detectaremos diferencias en lo que algunas empresas pagan en sus facturas energéticas respecto a otras. Pero lo más sorprendente es que en un mercado liberalizado y supuestamente lleno de competencia, seguimos encontrando empresas que, además de tener la potencia desajustada y asumir un sobrecoste por ello, pagan la energía a unos precios por encima de la media del mercado. Si encontramos que estos puedan estar un 10, incluso un 15% por encima de dicha media, llegamos a la conclusión de que la desinformación combinada con las malas ofertas comerciales o incluso malas prácticas en la captación de clientes lleva a las empresas a asumir costes energéticos excesivamente elevados.

¿Qué se puede detectar mediante el asesoramiento energético? Os presentamos algunos ejemplos.

Últimamente en Sernoven hemos venido realizando servicios de asesoramiento energético donde creamos diversos análisis de facturación que desean que les revisemos sus condiciones y hemos detectado algunas ineficiencias como las siguientes:

  • Ofertas realizadas para tarifas 3.0A con un único precio para los 3 periodos.

Existen en estas tarifas 3 franjas horarias, hecho que permite a las distribuidoras gestionar el uso de la red fomentando una distribución temporal más equitativa del consumo, abaratando así el coste por kWh en franjas donde su uso sea inferior. ¿Qué ventaja puede tener entonces tener un único precio para el cliente en todas esas franjas? ¿Quizás la comprensión de la factura sea más sencilla? ¿Es esta ventaja suficiente como para prescindir de las ventajas de tener los 3 precios con todo lo que ello conlleva? La respuesta es un NO rotundo, pues el cliente acaba asumiendo sobrecostes que pueden oscilar entre un 10 y un 20% por encima del coste acorde a su consumo real por franja, tal como hemos analizado.

  • Ofertas realizadas con supuestos descuentos elevados.

Estos descuentos se aplican solo sobre el término de energía, es decir, sobre el precio por kWh al que nos venden la energía y no sobre la factura total, como nos inducen a pensar aquellos que nos presentan estas ofertas.  Además de esto y lo más importante es que dichos descuentos están aplicados sobre una tarifa base literalmente “inflada”, es decir, muy por encima de la media del mercado. El resultado final es que no existe descuento real, es más, muy probablemente el cliente esté pagando un precio resultante algo por encima del mercado después de ser aplicado el descuento y asuma el riesgo de que cuando el contrato llegue a vencimiento, el descuento se elimine y acabe pagando un sobrecoste equivalente al descuento caducado, por ejemplo, uno 15% o incluso un 30%, como nos hemos encontrado en ocasiones.  

  • Ofertas realizadas con precios de potencia por encima del precio estipulado en BOE.

En este caso hablamos del término de potencia, cuyos precios vienen regularmente estipulados por BOE. Sin embargo muchas empresas ofertan a precios por encima de BOE para generar más margen comercial que pueden destinar internamente o repartir con agentes comerciales freelance que tienen contratados para captar mercado. Aquí la diferencia no es tan notoria, pues sobre todo sucede en tarifas de consumo medio como las 3.0A. En una tarifa 6.1A sería mucho más visible y por tanto, rara vez se produce. Sin embargo volviendo a las 3.0A, podemos hablar de alrededor de un 5% de sobrecoste sobre el precio BOE. Todo suma…

  • Precios en energía con un 30% por encima del precio del año anterior.

En este caso la comercializadora aplica un precio de renovación muy por encima de la media del mercado, llevando al cliente a pagar unos precios totalmente desorbitados sin motivo aparente. Hemos observado varios casos en los que el cliente no advertía de este cambio unilateral de precios y éramos nosotros mismos los que informábamos al cliente. Concretamente uno de ellos el cliente reaccionó rápidamente y pudimos revertir la situación. Otro ejemplo real es el de un cliente que no contestó a nuestras insistentes comunicaciones advirtiéndole de la situación y esto le llevó a un sobrecoste del 23,5% durante los meses de inadvertencia.

  • Facturación de potencia estimada, por encima de la demandada.

Esta situación se da cuando existe una anomalía en el contador y este no envía correctamente las lecturas de maxímetros, bien por avería en este o en las propias telecomunicaciones. La distribuidora en este caso estima las potencias aplicando el principio de máximos ante la imposibilidad de poder reparar el contador por no establecer contacto con el cliente. Este ve entonces en una situación en la que paga el máximo de potencia contratada durante todos los meses que la distribuidora considere unilateralmente, pues nadie excepto la distribuidora advierte la anomalía. No olvidemos que es la comercializadora es la que aplicará en factura lo que la distribuidora determina, por tanto, realmente se le paga a la comercializadora y no a la distribuidora este exceso. Independientemente conlleva un sobrecoste importante, ya que el cliente paga, no acorde a la potencia real demandada, sino a la potencia que la distribuidora considera que, como en el caso de las otras anomalías, suele ser por encima de la que el cliente realmente necesita. Bastaría con revisar el histórico de consumos y potencias del cliente para darse cuenta y así poder realizar una estimación más realista.

Todos estos son ejemplos reales detectados a raíz de un asesoramiento energético en valencia, clientes que han sido analizados y que se han visto en algún momento en cualquiera de estas situaciones, asumiendo un sobrecoste durante mucho tiempo que, una vez corregido, les generó el consiguiente ahorro. Es por ello que tanto insistimos en el concepto de que el ahorro en costes energéticos se basa muchas veces en el dinero que dejamos de pagar más que en el ahorro puro entendido como una reducción absoluta en el coste de la factura. Una combinación de factores anómalos nos aleja de la optimización energética y puede llevarnos a generar sobrecostes totales del 20 incluso el 30% en facturación.

El asesoramiento energético, la clave del ahorro en contratación energética

En resumen, es muy importante el asesoramiento energético para entender una factura energética para saber lo que hemos contratado y revisar bien que cada concepto esté correctamente facturado. Para ello debemos conocer el mercado y saber que tenemos un contrato justo y competitivo en tarifas, la potencia bien ajustada y nos están facturando bien. Si no entendemos o no tenemos el tiempo es conveniente contratar los servicios de un asesor energético que sí conozca el sector y demuestre que las cosas se están haciendo bien, es decir, disfrutamos de la optimización energética al menos según lo que contratamos y por tanto nuestro objetivo es simplemente mantenerla. De lo contrario, podemos vernos en las situaciones que se han visto los clientes que han vivido cualquiera de los ejemplos anteriores.

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